Día 1. Cinco horas y diez minutos de encierro. Empiezo a sentir náuseas. Jaime y María tratan de hablarme, a la vez, mientras procuro dejar listo un dossier de prensa. Ya han devorado las existencias de chocolate y un paquete de Príncipe que debía durar dos días. Ahora juegan al fútbol en el salón. Han […]
Mi mundo
La vigésima noche
Dejó la taza vacía, aún caliente, sobre la mesita llena de dibujos y pinturas, y cogió su viejo Kindle. Hacía mucho que no releía Los Tres Mosqueteros, y por alguna extraña razón llevaba días pensando en ellos. Athos, Porthos, Aramis y el joven D’artagnan estaban llamando, toc-toc, a su cabecita inquieta, al avispero en que […]
Todo cambia, nada cambia
Ya no hay hombres feos. Los que lo son se esconden tras pobladas barbas. Las feas se ocultan ahora en selfis con posturas imposibles de cuellos retorcidos. Los matones y los cobardes hacen ahora lo mismo, guarecidos tras la tecla presuntamente irreverente, pretendidamente graciosa, objetivamente demagoga. Rotundamente falsa. Las nazis del triángulo de cuatro dedos, […]
La marcha
Tan valiente y tanto miedo. Cierra su maleta, alegre y desconsolado. Reteniendo firme, prieto el ceño y encogida la nariz, la lágrima que suplica una liberación que no llega. No es momento ahora, se dice a sí mismo mientras avanza hacia el salón en el que se ha ido convirtiendo en un hombre. Atrás quedaron […]
El blindaje
Muchacho de huecos ojos, rellenos de negra nada. De dientes huecos y hueca boca cerrada y vacía. Como tus brazos huecos, porque son huecos si no hay abrazos que los llenen. Tus lágrimas no derramadas terminarán juntándose en nudos en tu garganta y no te dejarán respirar. Las risas que no liberaste serán mueca permanente […]
Ay, María
En tus ojos pícaros, mozuela, ya adivino tus andares descarados. Ay, María, y compadezco a todos los que seguirán tu paso, entimismados. A todos los que rodearán, pa verla, tu carita sabionda y atrevida, tu sonrisa entrecortada y elegante. Adivino, ay María, tu minúscula figura saltando, pizpireta, dando aire al vuelo de tu falda. Y […]
La causa
Aquí me tienes: brindando acero al frente y a retaguardia. Sin más escudo que el pecho. Sin más fuerzas que las propias. Aquí me tenéis: con aliento para atender el envite, igual que con aquellos que pasaron. Igual, con los que vendrán. No gané siempre, vive Dios. Quizás debiera decir que nunca gané la guerra. […]