En el Inem le aconsejan que quite su Doctorado del currículum, si es que quiere encontrar trabajo de reponedor, que es lo anda buscando ahora, después de haber sido rechazado en cada uno de los ¿treinta? despachos de recursos humanos que ha visitado. De sus 26 años, 23 los ha pasado estudiando, preparándose para un futuro que ahora le niegan, que pusieron ante sus ojos para luego arrebatárselo. Y ahora se siente engañado. La tasa de paro juvenil en España triplica a la media mundial, en un país en el que más del 42% de los jóvenes menores de 25 años y casi un tercio de los menores de 30 están pisando las aceras que circundan las oficinas del Inem. Eso, a nivel nacional. En Andalucía la tasa está siete puntos por encima, o sea: la mitad de los jóvenes andaluces no encuentra trabajo.
“Es que estamos en crisis”, dicen los grandes ejecutivos bancarios o los políticos con suerte (y estómago) mientras sacan brillo al parqué de sus mansiones y al capó del Ferrari. Ni recuerdan que ellos fueron también jóvenes. No les importa que los hijos de su generación serán los primeros que vivan peor que sus padres. Durante años los han tenido entretenidos con carrera, másteres y Erasmus, pero, tozuda como siempre, la realidad ha dado la cara para decirle a los jóvenes que todo ha sido una mentira. Que sus miles de horas nocturnas de estudio, sus tesinas y sus prácticas de empresa no sirven para conseguir trabajo, y que cuando sirven es para mostrarles otra realidad igual de dura: los sueldos ínfimos, el abuso, la eventualidad y la certeza de que seguirán encerrados por muchos años en casa de sus padres porque nunca podrán comprar una propia.
Mientras tanto, tú sigues con esperanza y fuerzas para intentarlo una y otra vez. Sigues adelante porque no conoces otro camino. Eres joven y sabes que algún día llegará tu momento, que no siempre será así, aunque te hayan arrebatado el futuro. Aunque no tengas pensión, o te obliguen a pagarte la sanidad, o te bajen el sueldo o te coman a impuestos. Aunque te hayan arrebatado la hipoteca o anulen tus derechos con oscuros intereses, aunque tu vida no vaya a ser un camino de rosas. A costa de todo, pero las cosas mejorarán. Sabes que no existes para ellos, que no buscarán una solución por ti, que te han robado para hacerse ricos.
Pero tu futuro, joven, es solo tuyo, y está en tus manos construirlo. No esperes compasión ni solidaridad. No esperes que piensen en ti ni que actúen en tu nombre. No esperes nada de ellos, porque ellos están cómodos en sus sillones de piel y entretenidos en sus campos de golf. Ellos saben de ti, pero te ignoran. Te llaman generación perdida, tranquilamente, sin hacer nada por remediarlo porque no votáis como los demás. Porque no les interesas.
Y tú, mientras, te rebelas delante de la pantalla de tu ordenador, en tu mundo virtual de tweets y tuentis. ¿Sabes? Lo que ocurre es que tú también estás cómodo en tu silla de escritorio. Finges que crees en lo que dicen (que moverse no sirve para nada, que sois cuatro gatos, que es solo una crisis, que ya pasará) porque te interesa, porque no te apetece indignarte, porque si te indignas tendrás que moverte y estás cansado, porque te han anestesiado durante toda tu vida.
Por suerte, todo lo que está pasando en el mundo te está cambiando. Has visto lo que han hecho los jóvenes como tú en Egipto y Túnez, incluso el primer asalto en Portugal o la revolución que no conoces (porque no te la han contado) en Islandia. Los envidias y te preguntas ¿por qué nosotros no? Yo te lo digo: Estás lo suficientemente enfadado, lo que pides es de auténtica Justicia, no tienes nada que perder, pero te faltan agallas.
El futuro es tuyo. Defiéndelo. Sal a la calle. Como mínimo, seremos dos, porque yo estaré contigo.
El blues de la generación perdida, de Amaral:
..y es que es así… por desgracia… ojalá tomen nota, son los únicos que pueden hacer que esto cambie..
“si te indignas tendrás que moverte y estás cansado, porque te han anestesiado durante toda tu vida”.. qué verdad es,
.. en fin..
Que siga picando fuerte el mosquito.